lunes, 10 de marzo de 2014

¡ A hacer sonar las cadenas!

   "Cuando yo era pequeño me encantaban los circos, y lo que más me gustaba de los circos eran los animales. Me llamaba especialmente la atención el elefante que, como más tarde supe, era también el animal preferido por otros niños. Durante la función la enorme bestia hacia gala de un peso, un tamaño y fuerza descomunales... Pero después de su actuación y hasta poco antes de volver al escenario, el elefante siempre permanecía atado a una pequeña estaca clavada en el suelo con una cadena que aprisionaba una de sus patas. Sin embargo, la estaca era sólo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en el suelo. Y aunque la cadena era gruesa y poderosa, me parecía obvio que un animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su fuerza, podría liberarse con facilidad de la estaca y huir. ¿Qué lo sujeta entonces? ¿Por qué no huye? Cuando tenía cinco o seis años, yo todavía confiaba en la sabiduría de los mayores. Pregunté entonces a un maestro, un padre o un tío por el misterio del elefante. Algunos de ellos me explicó que el elefante no se escapaba porque estaba amaestrado. Pero, si está amaestrado ¿por qué lo encadenan?
No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente. Con el tiempo olvidé el misterio del elefante y la estaca, y solo recordaba cuando me encontraba con otros que también se habías hecho esa pregunta alguna vez. ¿Por qué no escapa el elefante?"

          A más de uno está pequeña historia les resultará familiar, es del escritor Jorge Bucay, y seguro que algunos de los que estéis leyendo habréis podido sacar alguna que otra conclusión. ¿Creeís que el elefante jamás habrá intentado deshacerse de esa estaca? ¡Claro que sí! Pero imaginaros al pobre elefante recién nacido atado, habrá tirado, empujado... en definitiva habrá intentado quitarse esa estaca que le limitaba, pero fue muy grande el esfuerzo para una animal tan pequeño, lo intentó una y otra vez y siempre los resultados fueron los mismos, de ahí que el pobre animal dejará de intentarlo y se resignara ante su destino. En su memoria se quedaron grabados los recuerdos que le generaron la impotencia de no poder hacer nada por cambiar su situación y como relata Jorge Bucay, "jamás intentó volver a poner a prueba su fuerza"

Más de uno se habrá sentido en alguna ocasión como el protagonista de nuestra historia. Pero, ¿sois de los que tiráis una y otra vez de la estaca hasta deshaceros de ella, o asumís y os resignáis a vivir con ella? 
¿Qué determina que estemos en el primer o segundo grupo? Al llegar a esta cuestión debemos hablar de un concepto clave: LA PERSONALIDAD

     Para comprender mejor el concepto de personalidad, hace falta distinguirlo de otros que están relacionados, como por ejemplo el temperamento y el carácter.
El temperamento consiste en la herencia biológica recibida y, por lo tanto, es difícil de cambiar o de modificar. Millon (1993) lo describe como «el material biológico desde el cual la personalidad finalmente emerge.El carácter se forma por los hábitos de comportamiento adquiridos durante la vida. Millon piensa que el carácter puede ser considerado como la adherencia de la persona a los valores y a las costumbres de la sociedad en que vive. La personalidad es la conjunción del temperamento y el carácter en una única estructura. La personalidad representa un patrón profundamente incorporado de rasgos cognitivos, afectivos y conductuales manifiestos, que persisten durante largos periodos de tiempos y son relativamente resistentes a la extinción.
De entre las características más relevantes de la personalidad podemos mencionar las siguientes: 
- No tiene una existencia real, se infiere a partir de la conducta de los individuos, nos permite ordenar la experiencia y predecir el comportamiento en situaciones específicas.
- Es la forma habitual de comportamiento de cada individuo. Comprende tanto su conducta manifiesta ( lo que podemos observar) como también su experiencia privada.
- Se produce por la interacción de la herencia genética y el ambiente del individuo, por el aprendizaje social y las experiencias personales. Se desarrolla y cambia a lo largo de la vida.
-Es individual y social. Somos diferentes pero también iguales a todas las personas que nos rodean. Cada individuo es un ser único e irrepetible, pero al mismo tiempo somos capaces de comprender a los demás y reconocernos en una comunidad de semejantes.

        Como hemos comentado antes la personalidad hará que nos enfrentemos a una situación con unos pensamientos (rasgos cognitivos), rasgos afectivos ( alegría, miedo, ira...) y conductas (evitación, enfrentamiento, aislamiento...) que determinarán salir con éxito de la demanda que nos plantee el medio. Tampoco podemos pasar por alto el hecho de que intentar algo una y otra vez y que el resultado sea siempre sin éxito nos genera vulnerabilidad. Nos hace crear un patrón de comportamiento pernicioso, generalizado a otras situaciones y prolongandose en el tiempo (circulo de retroalimentación negativa. No consigo superar x situación, no me enfrento a otras, con lo cual tampoco lo consigo, genero más pensamientos negativos, más miedo, frustración y evito enfrentarme a ello)

RASGO COGNITIVO--> no lo voy a conseguir; RASGO AFECTIVO --> miedo; COMPORTAMIENTO  --> evitación de la situación.

       Llegados a este punto y recurriendo de nuevo a palabras del escritor que hoy nos ha servido de inspiración... " Todos somos un poco como el elefante del circo: vamos por el mundo atados a cientos de estacas que nos restan libertad. vivimos pensando que "no podemos" hacer montones de cosas, simplemente porque una vez, hace tiempo, cuando éramos pequeños, lo intentamos y no lo conseguimos. Hicimos entonces lo mismo que el elefante y grabamos en nuestra memoria este mensaje: No puedo, no puedo y nunca podré. Hemos crecido llevando ese mensaje que nos impusimos a nosotros mismos y por eso nunca más volvimos a intentar liberarnos de la estaca. Cuando, a veces, sentimos los grilletes y hacemos sonar las cadenas, miramos de reojo la estaca y pensamos: No puedo y nunca podré"

      Me gustaría finalizar esta entrada con una reflexión personal. Cualquier cambio, cualquier situación nueva que se nos presente implica incertidumbre, miedo... mucho más si ya hemos intentado superar aquello que nos impone respeto y hemos fracasado en alguna ocasión y mucho más si vamos por la vida dándonos el mensaje de "no puedo". Ya hemos visto que tener un rasgo de personalidad u otra, un contexto (familia, amigos, pareja, trabajo...) nos hará enfrentarnos de una u otra manera a las demandas que la vida nos plantea. No quiero finalizar sin dar un mensaje optimismista tanto para vosotros como para mí " Si hacemos sonar las cadenas y miramos de reojo la estaca" el cambio estará cerca porque al menos seremos conscientes de que lo que nos tiene atados está ahí y que podemos cambiarlo. Aunque fracasemos, el fracaso será parte de la vida.  Evitemos caer en los mensajes negativos que bastantes veces pasan por nuestra mente y nos paralizan. Actuemos en más ocasiones. Vamos a darnos la oportunidad de intentar averiguar que algo bueno puede haber esperando y si acaso no lo hubiera me quedaré  conforme porque al menos ¡¡¡he movido mis cadenas!!!

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